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«Físicas frutas que matan»: estrategias burlescas e identidad lingüística en Juan del Valle y Caviedes
«Physical fruits that kill»: Burlesque Strategies and Language Identity in Juan del Valle y Caviedes

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 7, núm. 2, 2019

Instituto de Estudios Auriseculares

Leonardo Sancho Dobles

Universidad de Costa Rica, COSTA RICA, Costa Rica

Fecha de recepción: 03 Septiembre 2018

Fecha de aprobación: 19 Octubre 2018

Resumen: Se toman como referencia las ediciones críticas de Trinidad Barrera y Carlos F. Cabanillas de la obra Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia de Juan del Valle y Caviedes y, partir de un fragmento del poema conocido como «La querella de los pepinos», se analiza la burla como un mecanismo retórico y, además, se observa el empleo del componente léxico en la consolidación de una identidad lingüística híbrida americana frente a la alteridad peninsular.

Palabras clave: Juan del Valle y Caviedes, «La querella de los pepinos», estrategia burlesca, componente léxico.

Abstract: The critical editions of Trinidad Barrera and Carlos F. Cabanillas are taken as reference of the work Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia by Juan del Valle y Caviedes and, from a fragment of the poem known as «La querella de los pepinos» analizes the derision as a rhetorical mechanism. Furthermore the use of the lexical component in the consolidation of an American hybrid linguistic identity versus a peninsular otherness is observed.

Keywords: Juan del Valle y Caviedes, «La querella de los pepinos», Burlesque estrategy, Lexical component.



«Estás a hacerle burlas ya tan duch
y a salir de ellas bien estás tan hecha
que de lo que tu vientre desembucha
sabes darle a entender, cuando sospecha,
que has hecho, por hacer su hacienda mucha,
de ajena siembra, suya la cosecha. »
Sor Juana Inés de la Cruz,

Fuente: Poemas de la única poetisa, musa décima… fol. 203

Los mecanismos retóricos para generar la burla en la poesía del Siglo de Oro son complejos y diversos, bosquejar un capítulo de estas estrategias es el fin de esta nota.

En el caso particular de Juan del Valle y Caviedes 1 , nacido en España en la villa de Porcuna provincia de Jaén, en Andalucía en el año 1645, desde muy temprana edad radica en el Virreinato del Perú, donde fallece en Lima en 1698, es conocido como un escritor peruano del período virreinal indiano y aurisecular; en buena parte de su obra lírica se destaca el carácter satírico burlesco, muy al estilo de Quevedo.

Sobre este autor y su producción poética, hace algún tiempo atrás Ignacio Are-llano anotaba

Hay que empezar subrayando que Caviedes participa de la estética común dominante del periodo, la de la agudeza, el conceptismo, que persigue multiplicar las dificultades para el lector, según la doctrina de la ingeniosa dificultad, que convierte a muchos textos en laberintos de equívocos, alusiones, invenciones lingüísticas y juegos mentales y de palabras, difícilmente asequibles al lector de hoy 2 .

En aquella oportunidad el investigador se preguntaba por el estado de la cuestión alrededor de los textos de este autor e indicaba que era precario, y agregaba que «tanto la edición crítica como la anotación de la poesía de Caviedes está sin hacer» 3 .

Ese panorama advertido por Arellano se ha logrado enmendar recientemente con las ediciones críticas de la obra de Juan del Valle y Caviedes elaboradas por Trinidad Barrera 4 y de Carlos F. Cabanillas 5 quienes, además de traer a la actualidad el volumen Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia, han ampliado y depurado el espectro en torno al corpus del autor, contribuido con la sistematización en la historia de la transmisión textual y propuesto una fijación moderna del texto.

A partir de un fragmento del poema satírico burlesco 6 «Habiendo presentado parecer el doctor don Francisco Machuca sobre que la semilla de pepinos se destruyese por lo nocivo de su fruto se responde con este memorial» 7 de Juan del Valle y Caviedes, y merced al trabajo de Barrera y Cabanillas, en las páginas sucesivas se abordará el tema de la burla como mecanismo retórico y se observará, además, en el empleo del componente léxico la consolidación de una identidad lingüística híbrida americana ante una alteridad peninsular.

Chanzas y burlas

En la obra de Caviedes llama la atención la cantidad de poemas que están dedicados a denigrar a los médicos de su época, textos en los que el poeta echa mano de una serie de herramientas retóricas para ridiculizar, caricaturizar y poner en práctica las estrategias de la burla.

En Caviedes, pues, el principal argumento para el rechazo de los médicos parece residir en la ignorancia que el médico oculta, por culpa de su incapacidad, y sobre todo, su venalidad, por eso el yo lírico se presenta como un “vengador de idiotismos”. Ignorancia que deriva desde una perspectiva cristiana de la imposibilidad del conocimiento de la naturaleza en su totalidad. El tema literario antigalénico solo presta ropaje (nunca mejor dicho) a la caricatura crítica del médico, y es probable que los elementos autobiográficos deban considerarse solo puntos de partida de la sátira o elementos retóricos compositivos 8 .

El poeta echa mano de la sátira como composición en verso para censurar o criticar a los médicos 9 de la ciudad de Lima, con lo cual los pone en ridículo mediante la chanza.

En el caso específico del poema «La querella de los pepinos» la voz poética esgrimida por del Valle y Caviedes arremete en contra del doctor Machuca porque considera que los pepinos son nocivos para la salud y, por lo cual, se deben erradicar sus semillas con tal de que el mal no se expanda:



en el cual pretende el
Doctor Machuca-los-vivos
se destruya la semilla
de este fruto susodicho,
por ser contra la salud
común, y para los indios
venenosa aquesta fruta (vv. 10-15).

Fuente:

En el argumento la voz poética recurre a las estrategias de la comparación, mediante la analogía y la metáfora 10 , con tal satirizar a los demás médicos al establecer similitudes entre algunos de sus rasgos físicos con las características de otras frutas. Entre los versos 81-124 del poema propone los siguiente:



Solo la pera en la fruta
mata, y aquesto lo afirmo
para hacerse introducido,
trae una pera en la barba,
con que al vulgo sin aviso
le provoca a que le llamen
y él los mata inadvertidos.
Y así de barba de pera
mueren más que de pepinos.
Si han de consumir la fruta,
consúmanse en ellos mismos.
Pues bien mirado Liseras
es cohombro retorcido
tan natural, que en la prueba
de ser esta fruta cito
a Dioscórides, que así
lo trae pintado en su libro,
pues copia a un Liseras
verde corcovado y revejido,
por cohombro. Como copia
por zapallo, muy al vivo,
a un don Francisco Ramírez
con propiedad pues, bien visto,
es un zapallo con calzas,
anteojos, guantes y anillos.
También copia por camote
a un Avendaño rollizo,
como por yuca a un Bermejo
y al buen don Lorenzo el Indio
por choclo, y por dos manzanas
pegadas al frontispicio
de cuello y cara del Coto.
Y también pinta por higo
pasado a don Antonio García,
que por maduro y antiguo,
se cae de la mula como
de la higuera el fruto dicho.
A Pedro de Utrilla el Viejo,
por ser calvo y renegrido,
en berenjena socata,
por cañafístola al hijo;
por papaya a doña Elvira,
y por badea al Elviro.

Fuente:

En el fragmento seleccionado la voz lírica emplea comparaciones que van más allá de una metáfora, en tanto traslación del sentido entre una palabra y otra, ya que establece analogías entre los médicos y distintas frutas y sugiere una serie imágenes que pertenecen al ámbito visual. La creación de imágenes gráficas se reafirma con la mención directa a Dioscórides 11 «que así lo trae pintado en su libro» (vv. 97-98) quien es el autor de De Re Medica en la Roma del siglo I a. C., ya que se trata de un compendio farmacológico en el cual el autor clasifica e ilustra mediante dibujos una considerable cantidad de plantas 12 ; además de la referencia textual al galeno romano, la metáfora visual se afianza con mayor precisión cuando la voz lírica emplea los verbos «pinta» y «copia», cuyos campos semánticos se inscriben en el espacio de la ilustración y de la imagen visual, tal cual se dibujan diferentes frutos y legumbres en el volumen de Dioscórides.

Como se observa, del Valle y Caviedes establece en el poema una serie de comparaciones entre diferentes médicos y personajes de la ciudad de Lima y diversas frutas, según sean sus atributos físicos y los rasgos que se quieren caricaturizar en los versos mediante las metáforas de carácter semántico degradante y burlesco, imágenes muy frecuentes en los textos de carácter cómico.

A continuación se propone un esquema en el que se observa el juego de desplazamientos semánticos y visuales entre los distintos médicos y personajes, aludidos en el fragmento, y las diversas frutas con las que se plantean las respectivas analogías.




A manera de estrategia burlesca y mecanismo retórico del poeta construye comparación analógica y metafórica mediante el desplazamiento semántico entre los rasgos físicos de los médicos y las características que representa cada una de las frutas suscitando un encadenamiento de imágenes burlescas en las que se exalta comicidad grotesca corporal.

En ocasiones el poeta agrega algún adjetivo o proposición nominal, ya sea al personaje o a la fruta, para acentuar la caricatura y la sátira como «retorcido», «rollizo», «maduro y antiguo» elemento que funciona a la vez como nexo comparativo. Las estrategias retóricas y semánticas que permite la analogía van desde la acentuación del defecto o la característica física que se pretende destacar y que tienen en común los médicos y las frutas, la analogía establecida como la relación de semejanza entre cosas distintas: los médicos son iguales a las frutas, por los rasgos que comparten a nivel de imagen visual. A manera de sinécdoque en el poema se propone que los pepinos son nocivos, por extensión también las frutas son perjudiciales y, como los médicos se parecen a las frutas y comparten rasgos físicos en común, los médicos son también peligrosos. De acuerdo con el argumento del doctor Machuca los pepinos son dañinos porque matan, por lo tanto es necesario erradicar el mal desde la semilla y, agrega del Valle y Caviedes, si los médicos se parecen a las frutas y son las «físicas frutas que matan / con venenosos diagridios» (vv. 127-128) por lo tanto habría que erradicar también a los médicos por nocivos, perjudiciales y por recetar venenos y purgantes.

Identidades y alteridades

Además de las referencias a los personajes de su entorno, en la obra de Juan del Valle y Caviedes y en el fragmento del poema, también resulta significativo el uso del repertorio de voces diversas, de elementos léxicos que provienen de universos lingüísticos variados y distintos. Al respecto, observaba Ignacio Arellano, en su caso «tiene importancia particular la abundancia de menciones a personajes y lugares de la Lima coetánea, y de elementos lingüísticos y culturales propios del ámbito americano —peruano o concretamente limeño—, que requieren ilustraciones oportunas» 13 . Precisamente, gracias aclaraciones del léxico ofrecidas por Barrera y Cabanillas en las anotaciones que cada cual lleva a cabo, es posible observar la manera en la que se construye el componente léxico del poema «La querella de los pepinos», a partir de las denominaciones de las diversas frutas que se mencionan en el fragmento. Aunque con sus diferencias entre sí, las observaciones de ambos editores permiten conocer la naturaleza etimológica y lingüística desde la cual se derivan algunos de los nombres de las frutas utilizados por el poeta limeño. Lo anterior se puede observar en el siguiente cuadro en el que se transcriben las anotaciones que se llevan a cabo en las ediciones más recientes de la obra del poeta, las cuales amplían el campo semántico, léxico y contextual del poema y dan pie para conocer en la columna derecha el origen etimológico del nombre de cada una de las frutas mencionadas:




El poema ofrece un variado componente léxico semántico conformado por las denominaciones de las frutas que tienen origen etimológico derivadas de las lenguas americanas como el caribe, quechua, náhuatl y taíno y otras frutas cuyo origen del nombre proviene del latín o el árabe.

En este sentido Trinidad Barrera observa

El caso de Caviedes no difiere especialmente de otros grandes ingenios de la colonia, Sor Juana Inés de la Cruz, por ejemplo, tradición literaria europea, española en suelo distinto y en circunstancias vividas distintas, luego el producto resultante tiene rasgos propios e individuales, además de los comunes. No se puede negar que los individuos objeto de sus sátiras son peruanos, que los lugares a los que remite también, pero con gran facilidad se transforma lo inmediato en símbolo de lo universal. Y aún más podríamos hacer extensivas sus raíces peruanas al vocabulario empleado que está salpicado con voces que pertenecen al acervo americano (choclo, gallinazo, quirquincho, concho, etc.) o que remiten a su tradición, como las alusiones al chasqui, al pisco, a la cordillera de los Lípez, a la región de Chunchanga o al propio puerto de El Callao, o incluso la alusión a la tradición telar de la región quiteña, pero sin olvidar nunca la perspectiva de un tronco común al que se une Caviedes y que tiene sus raíces del otro lado del atlántico 14 .

«La querella de los pepinos» deja en evidencia que detrás de la burla también se teje un entramado léxico que da cuenta de la hibridez que durante el Siglo de Oro se gesta también como una identidad, en el mundo virreinal e indiano, con un sus-trato mestizo, híbrido y sincrético, el cual se diferencia de su alteridad peninsular al poseer una esencia, además de castellana y de origen latino o árabe, integrada por elementos heredados de lenguas quechua, náhuatl, caribe y taína.

Si bien es cierto, los médicos son las físicas frutas que matan, pero también las denominaciones de esas frutas, desde su raíz lingüística más originaria, dan cuenta de que al establecer una imagen cómica las estrategias de la burla no son solamente diversión y arma social en la cultura hispánica aurisecular, también da cuenta de las identidades que se gestaban durante la época y que se diferencian de las alteridades de uno y otro lado de la mar Atlántica.

Bibliografía

Arellano, Ignacio, Poesía satírico burlesca de Quevedo, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2003.

Arellano, Ignacio, «Problemas textuales y anotación de la obra poética de Juan del Valle y Caviedes», en Edición e interpretación de textos andinos, ed. Ignacio Arellano y José Antonio Mazzotti, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/ Vervuert, 2000, pp. 161-176.

Lorente Medina, Antonio, «Algunas precisiones sobre la vida y obra de don Juan del Valle y Caviedes», Quaderni Iberoamericani, 9, 1991, pp. 279-291.

Valle Nieto, Ángel del, «Botica y farmacia en el Quijote», Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia, 68, 2002, pp. 23-67.

Valle y Caviedes, Juan del, Guerras físicas, ed. Trinidad Barrera, Madrid, Cátedra, 2013.

Valle y Caviedes, Juan del, Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia, ed. Carlos F. Cabanillas, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/ Vervuert, 2013.

Valle y Caviedes, Juan del, Obra completa, ed. Daniel R. Reedy, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1984.

Notas

1 Para una completa visión de la vida de este escritor se puede consultar Llorente Medina, 1991.

2 Arellano, 2000, p. 162.

3 Arellano, 2000, p. 164.

4 Valle y Caviedes, Guerras físicas, ed. Trinidad Barrera, Madrid, Cátedra, 2013.

5 Valle y Caviedes, Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia, ed. Carlos F. Cabanillas, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2013.

6 Entre las modalidades de la poesía satírica burlesca Arellano distingue los poemas de «intención de censura moral y estilo burlesco. Los grados serían muy diversos, según domine la actitud ética o la lúdica, y según la intensidad de los elementos expresivos burlescos (chistes, neologismos paródicos, juegos de palabras jocosos, interpretaciones literales, imágenes cómicas, léxico vulgar, comicidad grotesca corporal). Se podría hablar tanto de formas burlescas integrantes de la sátira como de elementos satíricos integrantes de las formas burlescas» (Arellano, 2003, p. 35). El poema seleccionado corresponde a esta modalidad.

7 El poema se conoce comúnmente como «La querella de los pepinos».

8 Cabanillas, en su ed. de Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia, pp. 70-71.

9 Cabanillas, en su ed. de Guerras físicas, proezas medicales y hazañas de la ignorancia, 2013, pp. 75-89, ofrece un detallado catálogo de los médicos y cirujanos de la ciudad de Lima que son referente importante en la poesía de Caviedes.

10 «Tales poemas se convierten en declaraciones de guerra contra los adversarios con quienes Caviedes entra en batallas feroces con el fin de herir al enemigo con su parte más vulnerable. Para ganar la guerra, Caviedes se vale de ironías, sarcasmos, antítesis, hipérboles, equívocos, retruécanos, ingeniosas metáforas y comparaciones, así como de un vocabulario mayormente vulgar, coloquial» (Reedy, en su ed. de Obra completa, 1984, p. XXI).

11 «Dioscórides nació en Sicilia durante el siglo I a. de C. Fue médico militar y viajó incansablemente por todo el Imperio Romano. Incorporado a las legiones, recogió y clasificó plantas de acuerdo con sus propiedades medicinales, llegando a ser el farmacólogo más importante de su época. Sus trabajos los recopiló en De Re Médica (Materia médica) y su influencia resultó decisiva durante muchos siglos en la ciencia europea y para los expertos en Farmacopea, hasta el punto de que ningún autor fue tan comentado como él» (Valle Nieto, 2002, p. 67).

12 Se desconoce si el poeta del Valle y Caviedes toma como referencia a Andrés Laguna, quien tradujo y copió De Re Medica en una versión que circuló en España durante el Renacimiento y el Siglo de Oro «Y fue precisamente Andrés Laguna su comentarista más importante, hasta el punto de que su labor con la obra de Dioscórides ha marcado una profunda influencia en la Botánica y Farmacia Españolas, ya que el Dioscórides de Laguna sirvió como libro preferente de estudio durante siglos. Nació en Segovia y es un nombre científico señero del Renacimiento Español y europeo: anatómico, botánico, filósofo, farmacólogo, gran médico, políglota» (Valle Nieto, 2002, p. 68), al punto que el mismo Miguel de Cervantes lo cita cuando el ingenioso hidalgo se refiere a la receta del bálsamo de Fierabrás en el capítulo XVIII de la primera parte.

13 Arellano, 2000, p. 162.

14 Barrera, en su ed. de Guerras físicas, 2013, p. 43.

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