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La evolución de la comicidad de Lope a Calderón. La representación del pueblo gitano en sus obras 1
The evolution of Comedy from Lope to Calderón. The representation of Gitanos in their Plays

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 6, núm. 1, 2018

Instituto de Estudios Auriseculares

Simon Kroll

Universität Heidelberg, Alemania

Fecha de recepción: 21 Marzo 2017

Fecha de aprobación: 20 Abril 2017

Resumen: El presente artículo traza la presencia de gitanos en el teatro de Calderón y Lope de Vega. Se hace evidente que en Calderón personajes de dicho grupo social o alusiones jocosas a su mundo son muy escasos en comparación con Lope. Esta casi ausencia se presenta finalmente en relación con la evolución de la comicidad experimentada desde Lope a Calderón. La deformitas y turpitudo desaparecen en gran medida del teatro de Calderón, dando más lugar a la comicidad del enredo e involucrando a personajes de clases sociales más altas. Esta evolución puede explicar parcialmente la casi absoluta ausencia de personajes gitanos o de alusiones a su mundo en el teatro de Calderón.

Palabras clave: Gitanos, comicidad, deformitas , turpitudo .

Abstract: This article gives an overview on the presence of gypsies in Calderón’s and Lope’s theatre. The author draws attention to the fact that characters from this social group or even short mentions of it are much fewer in Calderón than in Lope. This almost complete absence is put in relation to the evolution of comedy at the end of the article. Deformitas and turpitudo disappear almost entirely from calderonian theatre giving more space to the comedy of errors involving characters from higher social classes. This evolution seems to be one of the reasons for the almost complete absence of gypsy characters or allusions to their world in Calderón’s theatre.

Keywords: Gypsies, Comedy, Deformitas , Turpitudo .

Introducción

La llegada de los primeros gitanos 2 a la península ibérica parece producirse en el siglo XV. Sabemos que Alfonso V de Aragón, el Magnánimo, firmó en 1425 una cédula de paso a un tal Juan de Egipto Menor, quien al parecer habría sido un peregrino. La traducción al castellano del salvoconducto reza:

Como nuestro amado y devoto don Juan de Egipto Menor, que con nuestro permiso puede ir a diversas partes, entiende que debe pasar por algunas partes de nuestros reinos y tierras, y queremos que sea bien tratado y acogido, a vosotros y cada uno de vosotros os decimos y mandamos expresamente y desde cierto conocimiento, bajo pena de nuestra ira e indignación, que el mencionado don Juan de Egipto y los que con él irán y lo acompañarán, con todas sus cabalgaduras, ropas, bienes, oro, plata, alforjas y cualesquiera otras cosas que lleven consigo, sean dejado ir, estar y pasar 3 .

Después de este primer salvoconducto nos constan otros, todos ellos bastante parecidos y concedidos a pequeños grupos liderados por un «conde» o un «duque» que decían venir de «Egipto Menor» 4 .Veremos que precisamente es este solapamiento de los términos gitano y egipcio en el que se inspira este artículo.

En un principio no parece que los «egiptanos», como también los suelen llamar en el siglo XV, hayan tenido una acogida muy negativa. Pero ya con los Reyes Católicos se complica su situación y se redacta la pragmática de Medina del Campo en marzo de 1499, que no es otra cosa que un intento de expulsarlos definitivamente del país. Carlos I y Felipe II continúan con esta política, lo que entre otras cosas, llevará a los gitanos a ocupar los sectores más marginados de la sociedad 5 . Bien conocido es el comienzo de La gitanilla de Cervantes, que reúne ya prácticamente todos los prejuicios aún vigentes hacia los gitanos:

Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones; nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones, y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte 6 .

Antes de que la «political correctness» postmoderna descalifique este texto, subrayemos la marcada ironía de Cervantes también presente en esta frase, de manera que «el sentido completo de la frase pivota sobre ese parece inicial», como escriben los editores más recientes de la novela 7 . Y tienen razón cuando subrayan que el gitano o la gitana es un personaje con una escasa tradición literaria en España en el momento de la publicación de las Novelas ejemplares. Esto cambiará a partir de este momento de manera que Leblon escribe: «Désormais, les thèmes Gitans vont se développer dans deux domains privilégiés: le roman […] et le théâtre» 8 . A pesar de esta afirmación, es cierto que seguirán siendo un grupo de personajes marginales durante buena parte del siglo XVII. No obstante, conviene matizar las formas de su representación en el teatro de dicha época. Para este propósito me enfocaré en el caso de Lope de Vega y de Pedro Calderón de la Barca.

Comparando las menciones o apariciones de gitanos en las obras de Lope de Vega y Calderón podemos constatar una diferencia importante que puede ser sintetizada brevemente y que luego será complementada con algunos ejemplos concretos. La diferencia señalada puede resumirse de la siguiente manera: en Lope de Vega se dan bastantes más casos en los que se mencionan o en los que incluso aparecen gitanos. En Calderón, la aparición del tema o de personajes gitanos es muy reducida.

Resultados estadísticos

Basándome en las bases de datos del TESO, del CORDE, de Artelope, en la obra de Leblon y en mi propia lectura análoga he detectado 16 comedias y autos de Calderón en los que aparece la palabra «gitano» o «gitana», a saber: El alcalde de Zalamea, El arca de Dios cautiva, El castillo de Lindabridis, El conde Lucanor, El gran mercado del mundo, El José de las mujeres, El mayor monstruo del mundo, El monstruo de los jardines, El socorro general, El viático cordero, La hija del aire (segunda parte), La niña de Gómez Arias, La serpiente de metal, La sibila del Oriente, Los hijos de la Fortuna, Teágenes y Clariclea y Sueños hay que verdad son.

En Lope de Vega se da este caso en 30 obras: Bamba, Despertar a quien duerme, El Arenal de Sevilla, El bautismo del príncipe de Marruecos, El capellán de la virgen, El enemigo engañado, El ganso de Oro, El mejor maestro el tiempo, El nacimiento de Cristo, El niño inocente de la guardia, El primer rey de Castilla, El robo de Dina, El serafín humano, El tirano castigado (auto), La bella malmaridada, La campana de Aragón, La hermosa Ester, La ingratitud vengada, La locura por la honra, La madre de la mejor, La octava maravilla, La privanza del hombre (auto), La serrana de la Vera, La serrana de Tormes, La siega (auto), La vida de San Pedro Nolasco, La vuelta de Egipto (auto), Lo que hay que fiar del mundo, No son todos ruiseñores y Virtud, pobreza y mujer.

Estos resultados deben ser matizados para abstraer una explicación. El primer análisis que tenemos que hacer recae sobre el propio término «gitano». «Gitano» en el Siglo de Oro no solo puede referirse al pueblo gitano, romaní, zíngaro, sinti o caló, como rezan algunas denominaciones de este grupo extremadamente variado entre sí. Gitano se usa también para hablar de los egipcios en una curiosa vuelta semántica, pues el pueblo gitano recibe este término debido al hecho de que los primeros en llegar decían haber venido de Egipto Menor. De manera que también era normal denominarlos egipcianos, como revela la entrada correspondiente en el Diccionario de Autoridades, que lo define como «lo mismo que gitano». Y la entrada de gitano dice:

Cierta clase de gentes, que afectando ser de Egipto, en ninguna parte tienen domicilio, y andan siempre vagueando. Engañan a los incautos, diciéndoles la buena ventura por las rayas de las manos y la fisonomía del rostro, haciéndoles creer mil patrañas y embustes. Su trato es vender y trocar borricos y otras bestias, y a vueltas de todo esto hurtar con grande arte y sutileza.

Curiosamente no aparece el significado de ‘egipcioʼ bajo la entrada gitano, aunque habrían encontrado muchos resultados con este significado en las obras de Lope y Calderón. Incluso hay que decir que en tiempos de Lope la diferenciación entre gitano como egipcio y gitano como gitano no siempre fue del todo clara.

Para definir la palabra gitano Sebastián de Covarrubias da la misma etimología y recurre a los mismos prejuicios que el Diccionario de Autoridades. Sin embargo, pone en tela de juicio las opiniones que ven su origen en Egipto. Refiere dos versiones: la primera diría que su situación de nómadas sería un castigo de Dios por no haber albergado a la familia santa; la segunda sería la misma que ya vimos, es decir que recibieron este nombre por proceder de Egipto Menor y su peregrinación eterna también sería un castigo por haber sido temporalmente apóstatas. Concluye Covarrubias que sería «todo mentira y bellaquería, porque consta de graves autores ser [los gitanos] esclavones, y vivir en los confines del imperio de los turcos y del reino de Hungría» 9 . De manera que Covarrubias ya se dio cuenta de la diversidad de los orígenes del grupo y de las creencias presuntamente falsas pero bien establecidas.

Gitanos en Calderón

Veamos ahora el caso de Calderón en detalle. La gran mayoría de gitanos que aparecen o se mencionan en la obra de Calderón son egipcios. He aquí un ejemplo sacado de la primera acotación de El conde Lucanor: «Dentro ruido de caza y sale después, como cayendo, Ptolomeo, soldán de Egipto, vestido a lo gitano» 10 . En otro ejemplo extraído de Los hijos de la Fortuna, Teágenes y Clariclea, se describe la corriente del Nilo, que muere «gitano», es decir, que desemboca en la costa egipcia.



¡Mueran! Y ya que aquestas altas rocas
donde, hidra de cristal, por siete bocas
respira el Nilo undoso,
sirviéndoles de foso
a su gran revellín esa laguna
que alimentaron las resacas de una,
a quien, por su gran fama,
catadupa heracleótica la llama;
la rápida corriente
que, menguante tal vez, tal vez creciente,
desde Etiopía, en círculos de plata,
el Catadupe a Menfis nos desata,
viéndose en su raudal, centauro indiano,
nacer bozal, para morir gitano; 11

Fuente:

La siguiente acotación del auto sacramental El viático cordero también indica esta acepción de gitano: «Y alrededor de ella Moisés, Aarón, María y otros vestidos a lo judío, en pie y con báculos en las manos. Al pie de la mesa Libio, gitano» 12 . En la mayoría de las obras arriba citadas aparece o se menciona la palabra «gitano» en referencia a lo egipcio, siendo así poco probable que lo gitano se haya prestado en este sentido como elemento para causar risa.

Si mi análisis es acertado, hay tan solo tres excepciones: El gran mercado del mundo, El alcalde de Zalamea y La niña de Gómez Arias. En El alcalde de Zalamea y La niña de Gómez Arias se trata de menciones breves y pasajeras a modo de guiños jocosos. Basta recordar el comienzo de El alcalde de Zalamea:




Ver nota 13 .

Es el auto sacramental El gran mercado del mundo donde encontramos un pasaje más extenso al respecto. Aparece la Gula junto a la Culpa «de gitanos» y entiendo que aquí no se trataría de un vestido que quiere recordar a algún rey exótico de Oriente, aunque posiblemente haya parentescos entre el Soldán de Egipto y la Gula del auto. Veamos el pasaje:



Yo soy el placer, gitano
de los sentidos, pues puedo
robarlos con mis bebidas;
tan tarde al mercado vengo,
porque, como soy placer,
vengo tarde, y me voy presto.
Un caballo y un esclavo
para que os volváis os vendo;
el caballo es tan veloz,
que es el mismo pensamiento,
y el esclavo este muchacho,
despejado, alegre y suelto 14 .
¡Ea, Perico, otra vuelta
por aquestos caballeros!

Fuente:

Como bien anota Ana Suárez, la editora reciente de El gran mercado del mundo, se trata de un pasaje bastante singular en la obra de Calderón: «rinde todo un homenaje (único en su obra) a la gracia popular de los gitanos, a su vitalidad y sobre todo a la forma de asumir con total descaro su capacidad para robar, engañar y utilizar artes mágicas» 15 .

En las tres obras calderonianas el término o el personaje gitano sirven sobre todo para causar breves momentos de risa evocando prejuicios acerca de un grupo social marginado. Ni siquiera en el teatro breve podemos observar una presencia marcada de menciones y alusiones al mundo gitano o de apariciones de personajes gitanos. En el entremés Los instrumentos aparecen dos breves referencias jocosas a la música y al baile de dicho grupo 16 . La única aparición de personajes gitanos en el teatro breve de Calderón parece darse en la famosa Mojiganga de la Muerte, en la que se representa un robo frustrado por parte de los gitanos:




Ver nota 17 .

Gitanos en Lope

Vayamos retrocediendo en el tiempo y miremos la presencia de gitanos en el teatro de Lope. También en su obra dicho término se refiere a menudo a egipcios. Evidentemente es el caso en obras con temas del Antiguo Testamento:




Ver nota 18 .

También en una comedia de santos como La vida de San Pedro Nolasco la acepción de gitano como egipto no parece objeto de dudas:




Ver nota 19 .

Si mi análisis acierta, hay quince obras lopescas en las que se mencionan o en las que incluso aparecen gitanos en el sentido moderno de la palabra: Despertar a quién duerme, El Arenal de Sevilla, El enemigo engañado, El ganso de Oro, El niño inocente de la guardia, El primer rey de Castilla, El tirano castigado (auto), La bella malmaridada, La ingratitud vengada, La octava maravilla, La privanza del hombre (auto), La serrana de la Vera, La serrana de Tormes, No son todos ruiseñores y Virtud, pobreza y mujer 20 . Por el momento dejaré de lado obras con temas bíblicos como El robo de Dina o los autos La vuelta de Egipto y La siega en las que efectivamente parece que el gitano egipcio y el gitano vienen a ser casi lo mismo, pues las descripciones de los bailes de personajes de Egipto no distan mucho de las descripciones de bailes gitanos de España. He aquí una tabla para que se haga evidente de qué manera aparecen gitanos o solo la voz «gitano» en las quince obras mencionadas:




Ver nota 21 .




Ver nota 22 .

En las quince obras mencionadas se hacen casi siempre referencias jocosas sobre lo que se considera de manera estereotipada típico trabajo de gitanos como decir la buenaventura, vender bestias de mala calidad, hurtar y engañar. Sirva de ejemplo el siguiente diálogo entre el marqués y Lisarda en La ingratitud vengada:




Ver nota 23 .

La supuesta cualidad de mendigas de las gitanas aparece, por ejemplo, en Virtud, pobreza y mujer:




Ver nota 24 .

En cuanto al tema de los gitanos españoles destaca claramente una obra lopesca: El Arenal de Sevilla. En esta aparece el disfraz de gitano, que al menos para el caso de los personajes femeninos parece ser singular. En el acto segundo se disfraza Lucinda de gitana porque quiere buscar a don Lope, quien la ha dejado tras un duelo. Por lo visto, el disfraz de gitana le da más libertad de movimiento en la ciudad como mujer. No solo se disfraza de gitana, sino que también imita su habla, completando así el estereotipo gitano, como bien ha indicado Francisco Márquez Villanueva 25 . Florelo la prepara para su rol:




Ver nota 26 .

En las calles de Sevilla se ve envuelta casi inmediatamente en un enredo por un robo del cual es culpada, lo que a su vez refuerza los prejuicios sobre los gitanos. Poco después disimula que quiere leer la mano a un caballero, pero en realidad quiere conseguir información de los galanes Fajardo y Castellano sobre Lope, y dice:




Ver nota 27 .

Para evitar mayores problemas debido al robo no cometido por ella, revela rápidamente su verdadera identidad a los caballeros Fajardo y Castellano. No obstante, para el resto de personajes mantiene su disfraz hasta el final de la obra. Es más, como Lope ya está muy enamorado de otra dama, traza en la tercera jornada un enredo debido al cual este se viste de gitano, lo que resulta en que una parte de los personajes acaba creyendo que el disfraz de Lope es su verdadera identidad.

Aparte de los importantes aspectos costumbristas de dichos pasajes es bastante evidente que estas escenas en las que una dama y un galán castellanos se hacen pasar por gitanos, incluso imitando su habla, inmediatamente hayan provocado risa. Así lo entiende también Maria Aranda, que escribe al respecto: «La tentation ludique de Fajardo est un indice annonciateur du troisième acte: les gitans vont finir par remplir la scène en vertu d’une progression épidémique du procédé burlesque» 28 .

Conclusión

Recapitulemos. En Calderón son muy escasos los personajes gitanos o las alusiones jocosas a los prejuicios relacionados con este a diferencia de Lope, en el que aparecen en muchas más ocasiones referencias a su mundo e incluso personajes gitanos propiamente dichos. Es cierto que en Lope no siempre cumple con un papel cómico, sin embargo, e incluso teniendo en cuenta el diferente número de obras de ambos autores, la poca presencia de gitanos en el teatro de Calderón sigue siendo llamativa.

¿A qué podría deberse esta diferencia entre Lope y Calderón? En parte me parece que se puede explicar con la evolución hacia una «comicidad compleja» del teatro del XVII descrita en un reciente artículo de Felipe Pedraza 29 . En este Pedraza describe el paso paulatino de una comicidad que se basaba fundamentalmente en «personajes moralmente despreciables» como rufianes o alcahuetas a «criaturas nobles, respetables, casi siempre pertenecientes a los grupos privilegiados, incluso a la alta nobleza, pero que no por eso dejan de provocar risa» 30 . La turpitudo y deformitas desaparecerían según Pedraza gradualmente de las obras cómicas de los Siglos de Oro, dando lugar a formas de risa más sofisticadas 31 . Esta tesis también la sostiene Anthony Close en su libro sobre la mente cómica de Cervantes 32 , como recuerda Robert Folger 33 . Folger postula que la «comicidad del teatro calderoniano […] está relacionada con la complejidad de los sujetos de la época y la uniformidad de papeles específicos proporcionados por el aparato burocrático», aplicando las teorías sobre la risa de Henri Bergson al teatro de Calderón 34 . La desaparición casi completa de los gitanos del corpus calderoniano parece ser un síntoma más de esta evolución. Un grupo tan marginado como el de los gitanos no manifiesta que participase lo suficiente en las relaciones entre la complejidad de los sujetos y la uniformidad de los papeles previstos por la burocracia como para poder formar parte de esta comicidad que deja ya de lado la burla rústica de la deformitas. Obviamente no es el caso que la comicidad de Lope solo se base en la deformitas, precisamente en él podemos observar esta evolución de manera magistral. El paso de la deformitas ‘simple’ de los primeros tiempos a la provocación de la risa gracias a la representación de la representación de la deformitas en El Arenal de Sevilla es muy significativo. En Calderón finalmente desaparecerá casi totalmente el personaje gitano, puesto que la «comicidad compleja» de la ya de por sí complejísima comedia de enredo de Calderón necesita menos personajes de bajo rango social para causar risa. El lugar donde sobrevive este humor, aunque también en reducida medida como escribe Pedraza en el artículo mencionado, es el del teatro menor.

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Notas

1 Este artículo es el fruto de una invitación muy amable de Ignacio Arellano y del GRISO a participar en un encuentro académico sobre grupos sociales marginales en el teatro del Siglo de Oro. En la redacción me ayudaron Romina Palacios, Fernando Rodríguez-Gallego y Andrea Toman-Kroll. Muchas gracias a todos ellos.

2 A pesar de tratarse de un término que es usado también con connotaciones despectivas, prefiero mantenerlo como tal, puesto que es por un lado, un macro término para referirse a todos los distintos subgrupos que lo conforman. Por otro lado, es el término que aparece en los textos que analizaré. Se verá que se presenta con distintas acepciones y para evitar confusiones, es preferible proseguir con su uso en este trabajo.

3 Citado por Aparicio Gervás, 2006, p. 145. También se pueden consultar los salvoconductos en https://www.gitanos.org/la_comunidad_gitana/una_historia_de_persecuciones_y_sufrimiento.html.es

4 Aparicio Gervás, 2016; Doppelbauer, pp. 61-63.

5 Ver Doppelbauer, 2012.

6 Cervantes, 2001, p. 27-28; ver también Frazer, 2005 y Leblon, 2001.

7 García López y Blasco, 2001, p. 28.

8 Leblon, 1982, p. 16.

9 Covarrubias, Tesoro, s. v. gitano.

10 Calderón, El conde Lucanor, p. 921.

11 Calderón, Los hijos de la Fortuna, Teágenes y Clariclea, pp. 361-362.

12 Calderón, El viático cordero, v. 534 acot.

13 Calderón, El alcalde de Zalamea, vv. 1-6.

14 Calderón, El gran mercado del mundo, vv. 1390-1403.

15 Suárez, 2003, p. 375, nota al v. 1390.

16 Ver Calderón, Los instrumentos, v. 142, v. 175.

17 Calderón, Mojiganga de la Muerte, vv. 233-241.

18 Lope, La hermosa Ester, vv. 531-538.

19 Lope, La vida de San Pedro Nolasco, vv. 1669-1674.

20 Para el caso de Lope también me he basado en Izquierdo Domingo 2014, que brevemente analiza la aparición de gitanos en los autos sacramentales de Lope de Vega (pp. 66-67). Agradezco el dato a Fernando Rodríguez-Gallego. Es lamentable para este estudio la desaparición de la obra La bella gitana citada en El peregrino en su patria, como recuerda Manuel Cornejo en el prólogo a su edición (2012, p. 470).

21 Para las fechas y el género de las comedias me he basado en la base de datos Artelope. Para la fecha de los autos me he basado en la tesis doctoral de María Nogués Bruno (2011), quien a su vez se sirve de los trabajos de Flecniakoska (1961), Scungio (1952) y de la Granja (2000).

22 Ver Aichinger, 2015.

23 Lope de Vega, La ingratitud vengada, vv. 512-518.

24 Lope, Virtud, pobreza y mujer (citado por TESO).

25 Márquez Villanueva, 2012, pp. 199-234.

26 Lope de Vega, El Arenal de Sevilla, vv. 1087-1097

27 Lope de Vega, El Arenal de Sevilla, vv. 1262-1268.

28 Aranda, 1995, p. 24.

29 Pedraza, 2017, p. 186.

30 Pedraza, 2017, p. 186.

31 Pedraza, 2017, p. 186.

32 Close, 2000, pp. 198-199 y pp. 2015-2016. Ver también Roncero, 2005.

33 Folger, 2017, p. 94.

34 Folger, 2017, p. 102.

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